31/3/16

Aventuras de los Labios: ¿Por qué nos Besamos? [31-3-16]


Aventuras de los Labios: ¿Por qué nos Besamos?

Los investigadores están revelando complejidades ocultas detrás del simple acto de besar, el cual transmite mensajes poderosos hacia su cerebro, cuerpo y pareja.

Cuando la pasión toma el control, un beso reúne a dos humanos juntos en un intercambio de esencias, gustos, texturas, secretos y emociones. Besamos furtivamente, lascivamente, gentilmente, tímidamente, con hambre y exuberancia. Besamos durante la duración de la luz diurna y en la muerte de la noche. Damos besos ceremoniales, besos afectivos, besos con aire de Hollywood, besos de muerte y al menos, en los cuentos de hadas, y picoretes que resucitan princesas.

Los labios pudieron haber evolucionado primero para la alimentación y mas tarde se aplicaron para el habla, pero al besar se satisfacen diferentes tipos de hambre. En el cuerpo un beso desencadena una cascada de mensajes neurales y químicos que transmiten sensaciones táctiles, excitación sexual, sentimientos de proximidad estrecha, motivación y hasta euforia.

No todos los mensajes son internos. Después de todo, el beso es una aventura comunal. La fusión de dos cuerpos despacha comunicados a su pareja como datos poderosos que surgen de usted mismo. Los besos pueden contener información importante acerca de su estado y el futuro de la relación. Por mucho, y en parte, de acuerdo a recientes investigaciones, si el primer beso va mal, puede detener una relación prometedora que morirá en el camino.

Algunos científicos creen que la fusión de los labios evolucionó debido a que facilita la selección de pareja. “Besar” dijo el psicólogo evolucionista Gordon G. Gallup de la University at Albany, State University of New York, en el ultimo septiembre en una entrevista con la BBC, “involucra un muy complicado cambio de información –información olfatoria, información táctil y tipos posturales de ajustes que pueden intervenir dentro de los mecanismos subyacentes que evolucionaron en el inconsciente haciendo capaces a las personas para tomar determinaciones… acerca del grado en el cual ellas son genéticamente incompatibles”. El besar puede hasta revelar la extensión por la cual una pareja esta dispuesta a comprometerse para tener hijos, un asunto central de relación a largo plazo y crucial para la supervivencia de nuestra especie.

Satisfaciendo el Hambre

Sea lo que sea cuando estamos besando, nuestra historia evolutiva esta embebida dentro de este tierno, acto tempestuoso. En los 1960s el zoólogo y autor Desmond Morris, fue el primero en proponer que el besar había evolucionado desde la práctica en la cual las madres primates masticaban alimento para sus hijos y entonces los alimentaban boca-a-boca, con los labios fruncidos. Los chimpancés se alimentan de esta manera, por lo que nuestros ancestros homínidos probablemente, eso hacían también. Presionando los labios girados pudo entonces desarrollarse como una forma de confortar el hambre de los niños cuando el alimento era escaso y, con el tiempo, expresar amor y afecto en general. Las especies humanas pueden eventualmente haber tomado estos besos proto-parentales en su camino hasta convertirse en las variedades apasionadas que tenemos hoy en día.

Silenciosos mensajeros químicos llamados feromonas pudieron acelerar la evolución de los besos íntimos. Muchos animales y plantas usan feromonas para comunicarse con otros miembros de las mismas especies. Los insectos, en particular, se sabe que emiten feromonas como señal de alarma, por ejemplo, la presencia de un resto alimenticio, o la atracción sexual.

El porque los humanos sienten las feromonas es controvertido. Al contrarios de las ratas y los cerdos, en las personas no se sabe que tengan un detector especializado de feromonas, entre la nariz y la boca [ver “Sex and the Secret Nerve,” by R. Douglas Fields; Scientific American Mind, February/March 2007]. A pesar de esto, la bióloga Sarah Woodley de Duquesne University sugiere que se puede ser capaz de sentir las feromonas con nuestra nariz. Y la comunicación química podría explicar los curiosos hallazgos como el de la tendencia de los ciclos menstruales de los dormitorios femeninos que se junta para sincronizarse o la atracción de las mujeres hacia las esencias de las camisetas llevadas por hombres cuyos sistemas inmunológicos son genéticamente compatibles con el suyo. Las feromonas humanas pueden incluir a la androsterona, un componente químico del sudor masculino que puede aumentar el desea sexual en las mujeres, y las hormonas vaginales femeninas llamadas copulinas que algunos investigadores han encontrado que elevan los niveles de testosterona e incrementan el apetito sexual en los hombres.

Sí las feromonas juegan un papel en el cortejo humano y la procreación, entonces el besar puede ser una forma extremadamente efectiva para transmitirlas de una persona a otra. La conducta pudo por tanto haber evolucionado debido a que ayuda a los humanos a encontrar una pareja adecuada –haciendo el amor, o al menos la atracción, muy literalmente ciega.

Nosotros pudimos haber heredado el beso intimo de nuestros ancestros primates los Bonobos, lo cuales son genéticamente muy similares a nosotros (aunque nosotros no somos sus descendientes directos), quienes son un grupo particularmente apasionado, por ejemplo, el farmacólogo Frans B.M. de Waal de la Emory University quien recuerda a un cuidador de zoológico quien acepto que el pensaba que podría hacer un beso amistoso con uno de los bonobos, ¡hasta que el sintió la lengua del simio en su boca!

Buena Química

Desde que el besar evoluciono, el hecho se ve que ha sido adictivo. Los labios humanos disfrutan la capa delicada de piel sobre el cuerpo humano, y los labios están entre los más densamente poblados con neuronas sensoriales que cualquier otra región corporal. Cuando besamos, estas neuronas, junto con las de la lengua y la boca disparan mensajes al cerebro y al cuerpo, causando deleitables sensaciones, emociones intensas y reacciones físicas,

De los 12 o 13 nervios craneales que afectan la función cerebral, cinco son los que funcionan cuando besamos, enviando y trayendo mensajes desde nuestros labios, mejillas y nariz hacia el cerebro dando fragmentos de información acerca de la temperatura, gusto, olor y movimiento enteros de la aventura. Alguna de esta información llega a la corteza somato sensorial, una franja de tejido sobre la superficie del cerebro que representa la información táctil en un mapa del cuerpo. En este mapa, los labios cobran mucha importancia porque el tamaño de cada una representada por la región corporal es proporcional a la densidad de sus terminaciones nerviosas.

El besar suelta un cocktail de químicos que gobiernan el estrés humano, la motivación, las uniones sociales y la estimulación sexual. En un reciente estudio, la psicóloga Wendy L. Hill y su estudiante Carey A. Wilson del Lafayette College compararon los niveles de dos hormonas clave en 15 parejas colegiales macho-hembra antes y después que se besaran y antes y después hablaron uno con otro sosteniéndose de las manos. Una hormona, la oxitocina, esta involucrada en la fijación social, y otra, el cortisol, juega un papel en el estrés. Hill y Wilson predijeron que besar aumentaría los niveles de oxitocina, la cual también influye en el reconocimiento social, el orgasmo masculino y femenino, y el parto. Ellas esperaron que este efecto estuviera particularmente pronunciado en las mujeres del estudio, quienes reportaron elevados niveles de intimidad en sus relaciones. Ellas también predijeron un descenso en el cortisol. Debido a que el beso es presumiblemente un liberador del estrés.

Pero las investigadoras se sorprendieron al encontrar que los niveles de oxitocina se elevan solo en los hombres, mientras que esta descendió en las mujeres, después de que se besaron y se tomaron de las manos. Ellas concluyeron que las mujeres deben requerir más que un beso para sentirse emocionalmente conectadas o sexualmente excitadas durante el contacto físico. Las mujeres podrían, por ejemplo, necesitar una atmosfera mucho más romántica que el sitio experimental proporcionaba, especulan las autoras. El estudio que Hill y Wilson reportaron en noviembre del 2007 en la reunión anual de la Society for Neuroscience, reveló que los niveles de cortisol cayeron en ambos sexos sin importar la forma de intimidad, una insinuación de que el besar actúa en parte reduciendo el estrés.

Extendiendo que el beso esta asociado con el amor, el acto puede similarmente aumentar químicos cerebrales asociados con el placer, euforia y una motivación para conectarse con alguien. En el 2005 la antropóloga Helen Fisher de Rutger University y sus colegas reportaron el escaneo de 17 individuos cuando ellos miraban fijamente fotografías de personas con las cuales ellos estuvieron profundamente enamorados. Las investigadoras encontraron una tempestad inusual de actividad en dos regiones cerebrales que gobiernan el placer, la motivación y la recompensa, el área tegmental ventral derecha y el núcleo caudado derecho. Las drogas adictivas como la cocaína similarmente estimulan estos centros de recompensa por medio de la liberación del neurotransmisor dopamina. El amor, por lo visto, es un tipo de droga para nosotros los humanos.

Besar tiene efectos primarios en nosotros también. El desfile visceral ordena un incremento en el pulso y la presión sanguínea. Las pupilas se dilatan, la respiración se hace mas profunda, y los pensamiento racionales se retraen, por tanto el deseo suprime la prudencia y la auto-consciencia. Por su parte, los participantes están también embelesados en el cariño. Como el poeta Cummings una vez observó “Los besos son una mejor fe / que la sabiduría.”

Prueba Litmus


Aunque un beso puedo no ser sabio, puede ser el pivote para una relación “un baile” dice Alex “Hitch” Hitchens dice a su cliente y amigo en el 2005 en la película Hitch “uno busca, uno besa, esto es lo que… uno dispara, haciendo la diferencia entre “felicidad después de todo” y “¿Oh? El es solo un chico con el que quiero algo solo una vez”

¿Puede un beso ser tan poderoso? Algunos investigadores que en una reciente encuesta Gallup y sus colegas encontraron que el 59 por ciento de 58 hombres y 66 porciento de 122 mujeres admitieron que alguna vez se habían sentido atraídos por alguien solamente para encontrar que su interés se evaporaba después del primer beso. Los besos “malos” no tienen un particular defecto: en ellos simplemente no se encuentra lo adecuado –y ellos terminaron la relación romántica entonces y ahí—un beso de la muerte para esta pareja.

La razón por la que un beso adquiere tal peso, teoriza Gallup, es que este transmite información subconsciente acerca de la compatibilidad genética de una pareja prospecto. Su hipótesis es consistente con la idea de que el besar evolucionó de una estrategia de cortejo debido a que nos ayuda con el índice de parejas potenciales.

Desde una perspectiva Darwiniana, la selección sexual es la clave para transmitir sus enes. Para nosotros los humanos, la elección de pareja frecuentemente involucra el enamoramiento. Fisher escribió en su trabajo en el 2005 que este “mecanismo de atracción” en los humanos “evolucionó para capacitar a los individuos para concentrar su energía de apareamiento sobre otros asuntos específicos, por lo tanto conservando energía y facilitando la elección de pareja –un aspecto primario de la reproducción.”

De acuerdo a los recientes hallazgos de Gallup, el besar puede jugar un papel crucial en el progreso de una pareja pero es algo que difiere entre hombres y mujeres. En un estudio publicado en septiembre de 2007 Gallup y sus colegas encuestaron a 1,041 próximos a la graduación del colegio de ambos sexos acerca del besar. Para la mayoría de los hombres, un beso profundo fue con mucho una forma de avanzar al siguiente nivel de sexualidad. Pero las mujeres generalmente buscan tomar la relación al siguiente estado emocionalmente, valorando no simplemente si es que la otra persona seria una fuente primaria de primer nivel de DNA sino también si el podrá ser una buena pareja a largo plazo.

“las mujeres usan [el besar]… para proporcionar información acerca del nivel de compromiso si ellas están esperando estar de una continua relación” dijo Gallup a la BBC en septiembre. La búsqueda de los labios es por tanto un tipo de barómetro emocional: la más entusiasta de esta es, la relación más saludable.

Debido a quelas mujeres necesitan invertir mas energía en la producción de niños y tienen una ventana biológica mas corta en la cual se reproducen, ellas necesitan ser selectivas acerca de con quien ellas elegirán tener una pareja –y ellas no pueden darse el lujo de equivocarse. Por lo tanto, al menos para las mujeres, un beso apasionado puede ayudarlas a escoger una pareja que no solo sea un buen padre de los hijos sino también alguien que se comprometa lo suficiente para tener un apego con ellas.

Esto dice, que el beso no es estrictamente necesario desde un punto de vista evolutivo. La mayoría de otros animales no se besuquean y permanecen emparejados para producir descendencia. Ni aun todos los humanos besan. Al llegar el siglo 20th el científico danés Kristoffer Nyrop describió tribus finesas cuyos miembros se bañan juntos pero consideran al beso indecente. El 1897 el antropólogo francés Paul d’Enjoy reportó que los chinos relacionan el besar boca-a-boca puede ser tan horripilante como muchas gentes ven el canibalismo. En Mongolia algunos padres no besan a sus hijos (en su lugar ellos huelen sus cabezas).

En parte, mas del 10 porciento de la humanidad no se toca con sus labios, de acuerdo con el pionero de la etología humana Irenäus Eibl-Eibesfeldt, quien ahora encabeza el Max-Planck-Society Film Archive of Human Ethology in Andechs, Germany, escriben en su libro de 1970, Love and Hate: The Natural History of Behavior Patterns. Fisher publicó algo similar en 1992. Sus descubrimientos sugieren que cerca de 650 millones de miembros de las especies humanas no son maestros en el arte de la osculación, el término científico para el beso, esto es más que la población de cualquier nación de la tierra excepto China y la India.

Amor Torcido

Sin embargo, para las poblaciones que besan, la osculación lleva mensajes ocultos. El psicólogo Onur Güntürkün of the Ruhr-University of Bochum in Germany recientemente encuesto a 124 parejas besándose en publico en los EEUU, Alemania y Turquía y encontró que ellas ladean sus cabezas hacia el lado derecho dos veces mas frecuentemente antes que dejen de tocarse sus labios. El cabeceo derecho no puede explicar esta tendencia, debido a que es cuatro veces más común e acto de besar sobre el lado derecho. A su vez Güntürkün sospecha que el besamiento inclinado a la derecha resulta de una preferencia general que se desarrolla al final de la gestación y la infancia. Esta “asimetría conductual” esta relacionada con la lateralización de las funciones cerebrales como el habla y la advertencia espacial.

La naturaleza puede también influir en nuestra tendencia a inclinar a la derecha. Estudios demuestran que el 80% de las madres, ya sea que usen la mano derecha o la izquierda, mecen a sus infantes sobre el lado izquierdo. Los infantes arrullados, con la cara hacia arriba, sobre el lado izquierdo deben reclinarse a la derecha para ser amamantados o acariciados. Como resultado, la mayoría de nosotros hemos aprendido a asociar el calor y la seguridad cuando giramos a la derecha.

Algunos científicos han propuesto que aquellos que inclinan sus cabezas hacia la izquierda denuestan menos calor y amor que aquellos que la inclinan hacia la derecha. En una teoría, inclinarse hacia la derecha expone la mejilla izquierda, la cual es controlada por la mitad derecha del cerebro que es más emocional. Aunque en un estudio en el 2006 por el naturalista Julian Greenwood y sus colegas en Stranmillis University College in Belfast, Northern Ireland, dieron cuenta de esta noción. Los investigadores encontraron que el 77% de 240 estudiantes de pre-grado ladeaban hacia la derecha cuando besaban una muñeca sobre la mejilla o los labios. El inclinamiento a la derecha con una muñeca, un acto sin pasión, era casi tan prevalente entre los sujetos como entre 125 sujetos observados osculando en Belfast; ellos inclinaba la cabeza a la derecha el 80% del tiempo. La conclusión del beso a la derecha probablemente resulta de una preferencia motora, como ha hipotetizado Güntürkün, mas que algo emocional.

A pesar de todas estas observaciones, un beso continúa resintiéndose completamente a la disección científica. El estrecho escrutinio de las parejas ha iluminado nuevas complejidades entrelazadas a través de este acto simple y natural –y las preguntas para desenmascarar los secretos de la pasión y del amor no es posible que finalicen pronto. Porque el romance nos da misterios envidiable, y en alguna forma, los queremos como tales

ACERCA DEL AUTOR

CHIP WALTER es Author en Residence del Mellon Institute en la Carnegie Mellon University. Su libro mas reciente es Thumbs, Toes, and Tears: Y Other Traits That Make Us Human (Walker & Company, 2006). El actualmente esta escribiendo un libro acerca de cómo los genes y la conducta primaria subconscientemente da una forma mucho mayor a la conducta humana.


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