3/8/16
El amor no alcanza para que una pareja pueda ir adelante [3-8-16]
“El amor no alcanza para que una pareja pueda ir adelante”
María Isabel Larocca, psicóloga platense. Consultorios repletos de parejas desencontradas. Los matrimonios duraderos: “No siempre es oro lo que reluce”. La incidencia del desamor y de la infidelidad
El fotógrafo pide que corra las cortinas del consultorio, que está casi en penumbras como suele corresponderle a estos ámbitos en donde muchas personas reciben atención y, entre ellas, sobre todo, las parejas en crisis que van en busca de alguna salida. La psicóloga María Isabel Larocca accede y deja entrar por la ventana la luz más plena de la calle 58, donde funciona uno de sus dos consultorios. El otro es en City Bell y allá también van hombres y mujeres desencontrados.
“El amor sólo no alcanza para que una pareja pueda ir adelante. Hay muchas más cosas que deben existir para que se forme una buena familia. Hace falta una buena comunicación, una buena comprensión, intereses comunes, y eso muchas veces no se da”, es el primer comentario de la psicóloga.
Nacida en Barrio Jardín, hija del electricista Miguel Angel Larocca y de Zulma Strak, recuerda que estudió el primario en la escuela de monjas María del Luján Sierra, sobre la calle 74, y el secundario en Nuestra Señora de Luján. Dice que en los años del bachillerato pensó en estudiar medicina y que por eso se anotó en esa facultad, donde rindió el primer año. “Pero finalmente me incliné por la psicología y me gradué en la facultad de la Universidad de La Plata”.
Su experiencia profesional no es extensa. La inició en 2008 y en estos cinco años vivió encontrándose con muchas de las más conflictivas vivencias humanas, no sólo las que se plantean en las vidas de las parejas sino aquellas que, como la anorexia o la bulimia, la ansiedad, la depresión, las angustias, las fobias, los ataques de pánico, los procesos de duelo o el estrés golpean en las puertas de los consultorios.
¿Usted no cree, como se creía hace muchos años, que para ser psicólogo sería conveniente, primero, ser médico?
“No, no lo creo en absoluto. La psicología es una carrera autónoma que no necesita de la medicina”
Uno lee en el diario –o conoce casos- de matrimonios que duraron 50, 60 años y hasta más tiempo aún. Estas personas, comparadas con los que puede verse ahora, con multiplicidad de parejas efímeras, parecieran ser como dinosaurios, como especies casi extinguidas… ¿Cuál es su opinión sobre estos casos?
“Es evidente que existen parejas que pueden haber llevado una relación amorosa y armoniosa. Esta es una de las hipótesis. Otra sería que hay matrimonios que se aguantan, que se toleran, con todo lo que eso puede implicar”.
¿Habría que desconfiar de algunos de los matrimonios duraderos?
“Yo no digo que haya que desconfiar. Pero uno va viendo cosas en la vida. A ver, ese dicho “no siempre es oro lo que reluce”, puede venir bien para explicar algunas relaciones prolongadas. Existe además un problema generacional y cultural evidente, creo. Hay parejas en las que ambas partes carecieron de todo tipo de posibilidad para romper con esa suerte de inercia existencial”.
¿En qué medida incide la infidelidad para definir la existencia de una crisis de pareja?
“Siempre advierto que no se puede generalizar, cada caso es distinto de otro. Pero a rasgos generales puede decirse que en muchas parejas el emergente suele ser una infidelidad, que es la que desata o corporiza lo que realmente está pasando”.
¿En qué porcentaje de los casos que usted trata aparece la infidelidad en la pareja?
“No me atrevo a dar un porcentaje. Pero quiero enfatizar que son muchas las causas de una crisis y que la infidelidad, cuando existe, es una más”.
¿Usted trata los problemas como si fueran de dos o discrimina entre los problemas de uno y otro?
“Yo diría que en la mitad de los casos se trata de conflictos de relación entre los dos, pero deriva también muchas veces en la necesidad de resolver conflictos individuales. La terapia de pareja no tiene como función primordial la unión de esa pareja, sino lograr que entre ellos se restablezca un vínculo sano. Esto decanta solo y el problema se va a ir descubriendo naturalmente durante el proceso de la terapia”.
Hoy los jóvenes no parecieran demasiado adictos a tener relaciones prolongadas. Se van a vivir juntos o se casan y luego se separan con una facilidad que, por momentos, asombra…
“Esto tiene que mucho que ver con la cultura de lo descartable que impera en la actualidad…”
¿Podría ser algo más explícita sobre este punto?
“En términos generales puede decirse que hay una mayor búsqueda de satisfacciones inmediatas. Y esto se traduce, cuando se habla de la vida sentimental, en que hay menos tolerancia entre las personas. Mucha gente dice: estoy mal acá, mejor empiezo otra relación. Y no saben que pronto ese mismo mecanismo lo volverá a aplicar. Estará mal en su nueva pareja y buscará otra. Así que hay gente que tiene dos hijos con una pareja, uno en la siguiente y tres en la tercera…”
A una persona de cierta edad esta descripción le suena como catastrófica. ¿Qué juicio de valor le merece a usted esta realidad?
“Antes que nada, quiero decir que no es que esté mal que la gente se separe, si no hay otro remedio. Pero tampoco está para nada bien que exista superficialidad en los vínculos”.
Usted, como psicóloga y desde luego asesora de las parejas en crisis, ¿tiende a ser conciliadora o es más tajante y aconseja la separación?
“Soy conciliadora. En la terapia uno debe actuar casi como un mediador”
Cuando están frente a usted, ¿se pelean las parejas? ¿Hay incidentes?
“Jamás permitiría un incidente o una discusión a los gritos. La que dirige la terapia soy yo. Pero sí debo señalar que muchas veces las partes de una pareja no se escuchan uno al otro. Habla uno y habla el otro, sin escucharse. Pero también en el consultorio uno advierte cuándo alguna de las partes, o las dos, quieren que la relación sane”
¿Cuánto incide el tema de los hijos?
“Enormemente. Cuando hay hijos es fundamental que la relación sea armoniosa. Pero también influyen mucho, cuando se van definitivamente del hogar. Allí cada miembro de la pareja descubre, a veces con mucho asombro, que debe volver a convivir con el otro y eso cuesta”.
Desde que la mujer trabaja afuera del hogar, ¿cambió el modelo de pareja?
“Cambió muchísimo. Y creo que, en general, para bien”
¿Qué importancia tiene para la armonía de la pareja una buena relación sexual?
“Mucha importancia. Pero no es definitoria. Si apuntáramos a eso, hablaríamos de relaciones pasionales. Además existen etapas en la vida, en los que esa relación tiene menor incidencia”
¿Cuál ha sido la experiencia más exótica que ha tenido en las consultas con sus pacientes?
“El hecho de que hace poco tiempo vino una pareja a plantearme sus conflictos y a realizar su terapia. Lo raro es que los dos tienen más de 70 años de edad”
A partir de la emancipación económica de la mujer, ¿hay más divorcios?
“Estimo que sí. La mujer ha conseguido a partir de allí más libertad para disponer de sus bienes y de su patrimonio”
¿Existe alguna fórmula para garantizar la felicidad y durabilidad de una pareja?
“Responder esto sería como responder si existe o no una fórmula para la felicidad humana en general. Yo creo que no existe… pero ya que pregunta pienso que... lo principal es el deseo de mantener el vínculo con el otro... sí, ser junto al otro”
¿Le parece bien el dicho popular que alude a la “media naranja”, como complemento de uno en la pareja?
“Para nada. No está bien. No hay que ser medio en nada. Hay que ser uno. Si uno es medio, va a estar demandándole al otro que sea la otra mitad. Eso está mal. Cada uno debe ser una naranja. Una pareja se hace con dos naranjas”
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